Un fenómeno de desintegración e ineficacia de las potestades municipales frente a los ciudadanos y los propios intereses públicos.
Por Orlando Vignolo. 30 octubre, 2020.
El título es una feliz expresión de la doctrina española (Sánchez Morón dixit) que resume un fenómeno de desintegración e ineficacia de las potestades municipales frente a los ciudadanos y los propios intereses públicos.
Esta situación se manifiesta en sucesivas creaciones legislativas de municipalidades, sin tomar en cuenta el asentamiento poblacional, la morfología del territorio y, solo y mucho después, el tipo de organización que se quiere poner en marcha.
Irracionalmente, los números mandan y el legislador aglomera administraciones municipales que se miran una frente a la otra en espacios conurbanos delimitados (como sucede con las de Lima Metropolitana, Callao, Arequipa, Chiclayo, Trujillo, Piura); o se separan tanto que ni siquiera saben que existen a pesar de ser limítrofes (como sucede con las amazónicas).
La inaplicación legislativa de este trinomio conceptual, sumado a una mirada gaseosa sobre los principios de unidad, cooperación y coordinación, ha ocasionado límites ficticios, inútiles organizaciones locales, deflación de deberes, inflación de competencias compartidas, irrespeto por la especificidad de los territorios urbanos o rurales, falta de servicios municipales y un caldo de cultivo para la disputa organizativa y pseudopolítica.
Hace falta extirpar este vicio punzante de la más antigua de nuestras administraciones públicas y que, en los tiempos que corren, aparece dividida e irreconocible (una cabal microorganización del poder público).
Este es un artículo de opinión. Las ideas y opiniones expresadas aquí son de responsabilidad del autor.
